Quizás somos demasiado arrogantes al pretender controlar, analizar, comprender y explicar todo. Parece todo demasiado cuadriculado, sin sitio para la fe, el amor, la esperanza, en definitiva, ¡Sin sitio para Dios!
Sin embargo, yo que perdí a mi novia y que recuperé a mi madre cuando casi no había esperanza, estoy seguro de que hay problemas que sólo Dios puede resolver. Sólo la fe en mi Nazareno, sólo mirarle a los ojos y hablarle con fe infinita, nos consuela, sólo Él puede convertir el milagro en rutina.
Estas palabras y las imágenes que le siguen, sin duda consolarán a muchas personas, pero entre todas ellas, algunas sabrán rápidamente que mis palabras van dedicadas a esa madre y a ese hijo, con todo mi cariño y mis mejores deseos.
¡CONFIAD EN ÉL SIN LÍMITES!

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